jueves, noviembre 11, 2004
Descubrimiento
Esa carita sonriente que me mira inquisitiva. ¿Qué dicen esos ojos pícaros que con sorna me vigilan? Parecen esperar una respuesta que no llega. Me pregunto si esa respuesta ha de revelarse a mí en algún momento. Todo el conocimiento del universo está escondido en esa mirada juguetona, expectante. “Vuelve a mirar”, me dice con candor infantil. Es la emoción de una niña que juega a las escondidas esperando deseosa ser encontrada. La emoción contenida, la excitación del juego, la ilusión de lo inesperado, la anticipación, el temor y la sorpresa. Es una carita infantil con ojos de sabiduría arcana. La inocencia, la candidez, la placidez, el descubrimiento de lo obvio, el coqueteo y la humorada; a veces tristeza, a veces palabras. Ahora es alegría, sueños y esperanzas. Luego remembranzas, temores y templanza. Ella es paz y alevosía, paciencia e imprudencia, rudeza y ambrosía. Ideas argentas que iluminan esas pupilas, no abandonen, no cejen, perseveren en su existencia. Luz desde dentro, tibieza infinita, suavidad eterna de áureo brillo. Esa carita me mira y de mí todo espera; me conoce, me busca, me encuentra, me conforta.
Esa carita inolvidable...
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1 comentario:
Parecen palabras de madre embelesada por ese milagro del amor que saben que esos ojos lo son.
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