domingo, noviembre 07, 2004

Para atrás... ni para tomar impulso!!



A veces se toman decisiones que luego se cuestionan...
Con frecuencia decidimos tomar algún rumbo de acción en una absoluta e inflexible convicción que hacemos lo correcto. Después de todo, esa decisión no es más que el resultado lógico de un largo proceso de análisis en el que intentamos no dejar por fuera ninguna variable. Así que, por qué dudar?
La respuesta es sencilla: cuando tomamos decisiones, por lo general, renunciamos a algo y asumimos otras cosas o situaciones nuevas. Y es allí donde la mente nos juega sucio. Comenzamos a recordar las ventajas de la situación anterior, y como por arte de magia, las circunstancias adversas se van diluyendo en el tiempo, se tornan lejanas, pequeñas, insignificantes y absurdas, hasta que llegan a parecer una fugaz impresión de algo que no existió en lugar de la palpable causa primigenia de la decisión tomada.
El truco está en no dejarnos seducir por ese espejismo de error. No es fácil recoger los pedazos y recomenzar a partir de escombros abandonados. La consigna es la firmeza.
Una vez que retrocedes echas por tierra todo lo que hayas logrado avanzar, retomas cosas obsoletas en nombre de un recuerdo manipulado y pronto ese desvaído recuerdo toma vida para hacer patente con insólita crueldad por qué, en primer lugar, habías tomado aquella decisión.
Esta lucha por no rendirse a la tentación es encarnizada, insólita, agotadora, peligrosa... la peor lucha de todas, la más titánica. Por qué? Pues por la sencilla razón que el oponente en esa lucha somos nosotros mismos.
En ocasiones somos afortunados y aún sin retroceder vislumbramos el espectro en sus colores originales. De nuevo todo tiene sentido, todo ajusta perfectamente, recuperamos la memoria y rectificamos a tiempo. La nostalgia siempre está presente, escapa de nuestras manos el dejarla a un lado. Pero es nuestra la facultad de decidir si la acompañamos de sentido común o de necedad.
Mis más fervientes plegarias se elevan porque mi nostalgia esté siempre bien acompañada...

1 comentario:

Arturo dijo...

Me agradó tu reflexión. Tienes mucha fuerza de espíritu y no hay nada como el disfrutar de ese íntimo regocijo que te da tu Identidad.
Te cuento que en mi caso llego casi a lo mismo pero por otro camino. Al explorar mi naturaleza descubrí que mi mayor riqueza eran mis sentimientos...aquello y no mi inteligencia, conocimientos o mi lógica analítica era lo que me permitía abrazarme a esta Tierra, a intentar conciliar ese vasto Universo interno con el otro que existe allá afuera.
Creo que en algún punto me dí cuenta que para crecer como Ser Humano debía entregarme con intensidad a disfrutar de mis mejores emociones y desterrar esas barreras y temores que pertenecen a los demonios terrenales. Me convencí que, por ejemplo, si quería amar con intensidad debía aceptar que eso es indesligable al dolor -ojo,que no es lo mismo que sufrir porque esto tiene una vocación fatalista y no vital como lo anterior-.
Lo correcto es siempre lo que se analizó mejor ? Y seguir esas pautas racionales.. ¿ nos hace sentir bien ? ¿ con el tiempo ?
Es muy dificil entrar a tallar aspectos tan íntimos, de hecho es casi una afrenta plantear estas interrogantes pero nos hace bien comprender que nuestra condición humana exige respuestas y nada mas contundente que las propias vivencias.
Ha sido un gusto leerte.