jueves, noviembre 11, 2004

Guerra a muerte al fatalismo!



Qué es un imposible? Quién decide qué es posible y qué no lo es? Acaso hay una fuerza superior cuya función y tarea es decirnos cuándo debemos aspirar a algo y si debemos o no luchar para conseguirlo?
Siempre hay quien asume con resignación la imposiblidad de una situación. Yo no; yo no creo en bajar los brazos, no creo en rendirme antes de empezar a luchar. Yo voto por la perseverancia, la confianza, la insistencia y la terquedad. Difícil? Probablemente sí. Imposible? me niego!
Las metas se alcanzan a fuerza de constancia. La mayoría de las veces la lucha se hace cuesta arriba, pero al final llegamos a la cima. Y no hay más dulce victoria que aquella en la que nadie creía. No hay mejor aroma que el de nuestra meta acercándose tibia y tímida a nuestras manos hasta ponerse a nuestro alcance. Ese primer chispazo, el preciso instante en que nos damos cuenta que con un esfuerzo extra conseguiremos lo que tanto ansiamos. No hay ojos más brillantes y risa más musical que aquellas que nos envuelven cuando nos sabemos vencedores.
A fuerza de querer y creer se llega. Se vale descansar, pero se prohibe claudicar.
Vas a arrugar????

2 comentarios:

Arturo dijo...

clap..clap..clap.... --estoy de pie--
Totalmente de acuerdo. Claro que para mi hay una premisa. Hay variables que dependen absolutamente de ti y hay otras que no. Para ambos casos aplica por igual la entrega y el esfuerzo, las diferencias se dan en los resultados...pero allí es cuando aprendemso a diferenciar el sentido o propósito que le queremos dar a nuestra existencia versus los objetivo o metas que nos proponemos en esta loca carrera de los dias.
Si estuvieras aquí y no allá en Venezuela te buscaría en persona para conocerte mejor...ja,ja,ja !
Que bueno leerte. Hacen falta m.u.j.e.r.e.s con tu estilo ... te volveré a encontrar en este mundo virtual y nada de arrugar !!! ja,ja,ja,ja..

Mamá de 2 dijo...

Me he quedado sin aliento, y es que son todas respuestas a preguntas que han estado pateándome la cabeza todo este tiempo, acrecentando miedos y vacíos.

Lo más triste es que todo esto lo tengo tan bien sabido, tan como "norma de vida", y de pronto me encuentro conmigo misma, de brazos cruzados, temblando de miedo, llorando y habiendo decidido, como opción más "racional", zafar cuerpo, arrugar.

Bueno, a respirar profundo y ver qué pasa, que lo que no mata, engorda, deprime o da gastritis, pero eso, no mata.

Un abrazo. Y gracias.