miércoles, agosto 24, 2005

Entre Bostezos y Onirismo



El cansancio es excelente. Un buen cansancio es el prólogo a un buen sueño, aunque en casos como el mío que para dormir no tengo ni la culpa, el cansancio no es precisamente lo que podamos llamar un requisito sine qua non.
A veces pienso que un buen sueño es "perfection". Es un placer altamente democrático que además de respetar todas las garantías constitucionales (sin distingo de sexo, raza, credo o religión) es absolutamente gratis. Se puede dormir sólo, en pareja o en grupos. Los menos exigentes y más guerreros (como esta servidora) nos damos el lujo de dormir en sol o en sombra, sentados, acostados, en silencio o con explosiones como fondo musical, en una mullida cama, el asiento de un transporte público, de pie apoyados contra una pared o a la sombra de una vela, si es necesario. A la hora de dormir, sólo falta disposición.
Y es que dormir no sólo es un placer, sino que además es un arte! Arte por el arte mismo, belleza pura. Una de las tantas aristas del hedonismo.
El sueño, además, tiene ciertas variaciones. Nunca es monótono, siempre se puede aderezar con alguna característica que lo hace por demás interesante y atractivo.
Al sueño como actividad orgánica se anexa el sueño como producción onírica. Más personal que la manera de caminar o de hablar, el sueño es la máxima expresión de la libertad de la mente humana. Y es que cuando de sueños se trata habría que hacer un campeonato.
Los sueños son la forma más elemental y accesible que tiene el ser humano a su propia esencia. Por lo general, los seres humanos tenemos una imagen de nosotros mismos, si no distorsionada, al menos borrosa (supongo que es por nuestra naturaleza autorreflectante que no nos deja ver hacia adentro de nosotros mismos). Sin embargo, en nuestros sueños esa imagen se hace nítida, aunque a veces tan llena de simbolismos que aún cuando vemos claramente lo que hay no lo entendemos; y nuestro subconsciente, al contemplar los sueños propios (que en mi caso parecen escenas extraídas de una película de David Lynch) se tira al abandono en el intento de descifrarlos y se decide por utilizar la frase comodín: por qué será que estoy soñando ésto???.
En fin, que dormir (por dentro y por fuera) es uno de los mejores inventos del mundo. Es que hasta la palabra es bonita, musical, redondita, significativa, deliciosa, confortable, amistosa e invitadora. Duerme y sueña, y si no tienes sueño, entonces sólo sueña. Yo, la más atrevida de todas, cuando no puedo echarme un sueño, simplemente sueño que sueño, y me termina dando un sueño que es todo un sueño! Madre mía... qué sueño!!!!!!

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